Hasta siempre, Anita.

Algo más de tres años ha sobrevivido Ana Marx a su amado esposo.

El 1 de enero de 2017, la entrañable Anita, esa mujer excepcional que fue el alma gemela de nuestro añorado Manolo Escobar, también nos ha dejado, después de luchar contra una larga enfermedad, según algunos medios.

La noticia nos ha sorprendido. Nada se sabía de sus problemas de salud. Siempre ha sido una mujer muy discreta, que ha permanecido en un segundo plano. Después de fallecer Manolo, la hemos podido ver con su hija y sus nietos; en un homenaje que le hicieron en Alcorcón, hace casi dos años, y en Cine de barrio, hace algo más de un año. Ha debido ser muy duro para ella este tiempo de ausencia, en la casa que ambos compartieron tanto tiempo. Aunque seguro que el amor de su hija, sus nietos y sus buenos amigos le han servido de bálsamo.

Ana y Manolo fueron un ejemplo de pareja unida, durante casi 54 años. Era hermoso verlos, ya ancianos, cómo se miraban el uno al otro, con el mismo arrobamiento que cuando eran una pareja de recién casados. ¿Cuál era su secreto?

No sé si nuestros lectores saben que la joven alemana que conquistó a nuestro ídolo sólo con la mirada, era una chica moderna que vestía pantalones, fumaba y sabía conducir. Eso en la España de finales de los 50 era algo que se veía muy poco. Y la chica tenía su carácter: fue capaz de conseguirle a su enamorado un contrato para actuar en Alemania varias semanas después de conocerse. Y unos meses después se casaban. La luna de miel los llevó a Almería y a otros lugares de Andalucía, donde Manolo fue consiguiendo contratos para actuar. Ana era una más del grupo "Manolo Escobar y sus guitarras". Lo mismo conducía el coche donde iban todos de turné, que se ponía a vender entradas en la taquilla. Aprendió de su suegra los guisos españoles, hasta el punto que Manolo contaba que guisaba para quitarse el sombrero.

Cómplice de su esposo siempre, lo acompañó incansable en sus giras, conciertos, rodajes de películas y toda clase de eventos. Sólo la llegada de Vanessa rompió esa costumbre; aunque más adelante lo acompañaron las dos, ya no fue lo mismo. Pero ella seguía siempre a su lado, un apoyo que Manolo siempre consideró fundamental. Los que tuvieron la suerte de conocerla y gozar de su amistad coinciden en que era una persona encantadora.

Este día de año nuevo, con Anita se nos ha ido un poco más Manolo. Ella era una prolongación de él, en cierta medida. Los que lloramos la muerte de su esposo también lloramos la pérdida que ella sintió. La imagen de Anita vestida de negro, con su mano escayolada, poniendo sobre el féretro un corazón de rosas rojas, es algo difícil de olvidar.

Desde aquí le mandamos un cariñoso abrazo a Vanessa, y el deseo de que encuentre consuelo en su esposo, sus hijos y sus amigos y familia. Puedes estar orgullosa de los padres que has tenido. Aunque eso ya lo sabes.