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Verbena
bajó hasta el río
la víspera de San Juan.
Madroños en el vestío,
enaguas de tafetán.
Desde un caballito moro
le dió el alto Juan Manuel:
¿A dónde va mi tesoro,
tan guapa y sin un querer?
Déjame sola, mancebo
que no me puedo tener
del desengaño que llevo.
Estribillo:
Verbena,
flor de la caba,
jazmín de la madrugá.
La gente cuenta y no acaba
de los pasitos que das.
Con veneno te ha pagao
la persona que tú quieres,
y en monte te ha clavao
de cuchillos y alfileres.
Borrátelo de las venas,
echa su cariño al mar.
Pero no llores, Verbena,
por quien no te quiere na.
Verbena
siguió queriendo,
queriendo a más no poder.
De lejos la van siguiendo
los ojos de Juan Manuel.
El mozo perdió el sentío,
y a cuestas con su dolor,
buscó los juncos del río
y el agua lo amortajó.
Y cuentan los trianeros
que oyen de noche su voz,
como un eco lastimero:
Estribillo.
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