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En
la noche negra
de mi mala suerte,
ay, Santa Lucía
de mi corazón,
como dos civiles
me llevan tus ojos
por la carretera
del mayor dolor.
Yo tenía mi estrella,
mi sol y mi luna,
ay, Santa Lucía,
de mi corazón.
Pero desde el día
que me ví en tus ojos,
ya no tengo estrella,
ni luna ni sol. Y
más que la suerte,
y más que la muerte,
mas negros toavía
son esos ojitos
que me están matando,
ay Santa Lucía. Tus
ojos negros, tus ojos,
tienen la culpa de to.
Si no los hubiera visto,
por los clavitos de Cristo,
que no me viera así yo. Estribillo,
dos veces.
Quiero que esos dos luceros
me alumbren de noche y día,
porque si no yo me muero,
vida mía.
Tus ojos negros, tus ojos,
candiles de mi dolor,
tus ojos tienen la culpa,
tienen la culpa de to.
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