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Ante
la Virgen,
tú me juraste.
Tu me juraste
cariño para siempre
tú me juraste.
Y no sé qué ha pasao
para olvidarme.
Y los domingos
a la Virgen le pido,
tos los domingos,
que te quite esas cosas
que ties conmigo.
Y Ella me habla,
que te deje pa siempre,
Ella me habla,
que tú tienes otro novio
y que te casas.
Ya te has casao,
que tengas suerte.
Que tengas suerte,
a nuestro Dios le pido
que tengas suerte,
y a mí que me dé fuerzas
pa no quererte.
Y a tu marío,
yo le pido una cosa
a tu marío:
Que te quiera lo mismo
que te he querío.
Y si algún día,
porque la vida cambia,
y si algún día
necesitas mi alma,
te la daría.
Sin
darme cuenta
besé a tu niño.
Besé a tu niño,
estaba con mi madre,
besé a tu niño,
con rabia y alegría
y con cariño.
Entre mis brazos,
yo cogí aquella rosa
entre mis brazos,
y como un niño chico
salí llorando.
Porque
pensaba
que aquella criatura,
porque pensaba,
podía haber sío nuestra
cuando me amabas.
En
el Rocío
yo te ví un día.
Yo te vi un día,
ibas para la ermita,
yo te vi un día.
Y tú sin darte cuenta,
yo te seguía.
En ella entraste,
y te fuiste a la Virgen,
en ella entraste.
Y tú le diste un beso
y te marchaste.
Yo, atolondrao,
donde tú la besaste,
yo atolondrao,
estuve dando besos,
desesperao.
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