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Yo
te ví, tú me miraste
y después nos sonreímos.
Y es que Dios vertió en nosotros,
corazón, su amor más lindo.
Y en la cumbre de mi dicha
tú aceptaste mi apellido,
y fundimos con un beso
tu querer y mi cariño.
Estribillo:
Es tu nombre de María
mi eterna y santa oración
que elevo con devoción
y ternura, vida mía.
María, María, María,
yo ruego siempre al Señor
que bendiga nuestro amor
hasta el fin de nuestros días.
María, María, María.
Hoy
pasamos por la vida
embriagados de cariño,
con las manos enlazadas
y los labios bien unidos.
Porque tú sigues queriéndome
como siempre
como yo te sigo
cada vez con más delirio.
Estribillo.
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