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Aquí me tienes,
Señor,
a tus plantas.
Como en aquel día
que uniste nuestro amor.
Te pido perdón
si vengo sin ella.
No sé de su suerte,
ni sé lo que nos separó.
¿Que es lo que ha ocurrido,
Señor, para que se fuera?
¿Cuál fue mi pecado
para impulsarla a partir?
Fue quererla tanto,
tal vez demasiado,
que se hartó de mí.
Pero, por favor,
perdonala, Señor.
Porque en este sufrir
hoy te vengo a pedir
sólo su salvación.
Estribillo, dos veces:
Porque si amar demasiado
es pecar, Señor,
yo debo estar en pecado mortal.
Perdonala.
Yo, sólo yo soy culpable
de su vivir
porque tal vez no la hice feliz.
Perdonala,
Señor, eterno Dios,
y vuelvenos a unir.
Prometo ser mejor.
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