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Desde
la plaza a la ermita
está tu casa, después la mía.
Y a pesar de estar tan lejos,
te siento cerca, más cada día.
Desde la plaza a la
ermita
hay una fuente donde bebemos
para apagar ese fuego
que va creciendo con nuestros besos.
Estribillo:
No vayas sola, pastora,
con tu rebaño por esos montes.
Que puede ser que un lucero,
en una noche, se te enamore.
No vayas sola, pastora,
con tu rebaño. Vente conmigo,
y vámonos pa la ermita,
porque yo quiero ser tu marío.
Desde la plaza a la ermita
hay un almendro que está florío,
donde la luna miraba
como nacía nuestro cariño.
Estribillo.
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