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Aunque
me dieran
el oro del moro,
el poderío del rey Salomón,
lo dejaría
si a cambio de todo
se me negaran
mi pueblo y mi sol.
Porque aquí,
donde nací, quiero vivir
y respirar como respiran
los pastores.
Y llenar
mi corazón con la bondad
que me darán al despertar
los ruiseñores.
Estribillo:
Ole
mi pueblo,
porque tiene simpatía
sin igual.
Ole mi pueblo,
que la tierra lo ha elegido
por altar.
Es un rincón tan bonito
como la luna y el sol.
En este pueblo chiquito
tiene su trono el amor.
Ole mi pueblo,
altanero, que presume
de sus cosas.
Olé mi pueblo,
más bonito que los nardos
y las rosas.
Si
me sacaran
de aquí, de mi pueblo,
donde me vieron
cantar y crecer,
le pediría
al Dios de los cielos
que me dejara
volver otra vez.
Porque yo
no cambiaré por la ciudad
donde crecí como las plantas
y las flores.
Y pondré
mi corazón en recordar
que me dejé a lo mejor
de mis amores.
Estribillo.
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