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Debajo
de tu balcón
un día planté un rosal.
De no regarlo se muere
por más que quiere brotar.
Si un día te da una flor,
respeta su soledad,
que la regué con el llanto
que me has hecho derramar.
Estribillo:
Ay, mi vida, qué cariño,
que locura y que delirio.
Vale más que no pasemos
de ser amigos,
que podría yo matarte
de tanto cariño.
No tengo la culpa yo
ni tienes la culpa tú,
que sea blanca la nieve,
que sea la mar azul.
Que sea ciego el amor
si tú me miras a mí,
y en cambio tenga mil ojos
cuando yo te miro a ti.
Estribillo.
Ay, mi vida, qué
cariño,
que locura y que castigo.
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