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Cuando
paso por tu calle
camino de la cañada,
niña de los ojos verdes,
y te veo en tu ventana
entre rosas y claveles,
pongo mi caballo al paso
para mejor contemplarte,
que me he jurado a mí mismo
que si una vez tengo un hijo,
tú serás quien lo amamante.
Estribillo:
No
me pidas que te olvide,
niña de los ojos verdes.
No me pidas imposibles,
niña, niña, que me pierdes.
Pero dime, dime, dime,
dime, niña, que me quieres.
Hasta
mi caballo sabe
como te quiero y te quiero,
niña de los ojos verdes,
que me lleva hasta tu calle
y en tu puerta se detiene.
Y hasta mi perro que era
un cascabel de alegría,
anda la pobre criatura
desde tu puerta a la mía
y de mi puerta a la tuya.
Estribillo,
2 veces.
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