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Las
caenas del queré
dicen que de plata son.
Yo digo que están de hierro labrás
y que pal preso ya no hay salvación.
Te lo digo yo,
que lo sé por mí,
que en capilla entré
desde la horita
en que yo a ti te ví.
Me dice la gente
que vuelva la vida a empezar.
La gente habladora
que en todo se quiere meter.
Si tengo cien vidas
lo mismo las vuelvo a jugar
en esta baraja de sombras
que llaman querer.
Ay, que yo sé jugar
pa perder.
Venga la muerte de
cara
si así es menester.
Y si en tus labios la encuentro,
mejor que mejor.
Aunque la suelte se vuelva,
yo te he de querer.
Porque hasta debajo,
debajo de la tierra,
ay, compañerita del alma,
te espera mi amor. |
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