En las
noches silenciosas
de Sevilla la sultana,
cuando el aire huela a rosa,
a clavel y a mejorana,
un suspiro hecho canción
lleva el viento por las flores,
que llega al corazón
al que vive sin amores.
Es
un equivocación
estar queriendo y cantarlo.
Es una equivocación.
El querer hay que encerrarlo
muy dentro del corazón,
y allí sufrirlo y llorarlo,
trara.
Por
las tardes te quería,
por las noches te soñaba.
Y en llegando el nuevo día,
como un loco te buscaba.
Y no sé lo que pasó
con lo tuyo y con lo mío,
que el cariño se marchó
por la calle del olvío.
Por
el libro del querer,
a un sabio le he preguntao.
Por el libro del querer.
Y el sabio me ha contestao:
Por yo quererlo saber,
hasta ciego me he quedao.
|