En la noche plateada
por los rayos de laluna
le canto a mi hijita amada
que está acostada en su cuna.
Con la cara sonrosada,
su pelito en la almohada,
parece una rosa en flor.
Y en su frente inmaculada
yo beso a mi niña amada
porque es carne de mi amor.
Estribillo:
Son
sus manitas cruzadas
sobre su pecho de querubín
blancas palomas aladas
y remansadas en un jardín.
Duermete, niña preciosa,
duerme al conjuro de mi canción
que brota dulce y melosa
de lo más hondo de mi corazón.
Tiene
el cielo en la mirada,
candorosa e inocente,
y una trenza desmayada
le está besando la frente.
Con su sonrisa entreabierta,
entre dormida y despierta,
me está diciendo: papá.
Y yo me siento dichoso
junto a mi cielo amoroso
que se está durmiendo ya.
Estribillo.
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