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A
tu vera.
A tu vera,
siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
hasta que de pena muera.
Que no mirase tus ojos,
que no llamase a tu puerta,
que no pisase de noche
las piedras de tu calleja. A tu
vera,
siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
hasta que de amor me muera.
Mira que dicen y dicen,
mira que la tarde aquella,
mira que si fue y si vino
de su casa a la alameda.
Y así mirando y mirando,
así empezó mi ceguera.
Así empezó mi ceguera. A tu
vera,
siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya,
hasta el día en que me muera.
Que no bebiese en tu pozo,
que no jurase en las rejas,
que no mirase contigo
la luna de primavera. A tu
vera,
siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
hasta que por ti me muera.
Ya pueden clavar puñales,
ya pueden cruzar tijeras,
ya pueden cubrir con sal
los ladrillos de tu puerta.
Que ayer, hoy, mañana y siempre,
eternamente a tu vera.
Eternamente a tu vera. A tu
vera,
siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya,
hasta el día en que me muera.
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