Admiro el alma de los
poetas,
admiro la vida del marinero.
Admiro el aire de las veletas,
admiro el temple de los toreros. Estribillo:
Porque yo sólo admiro
a todo lo que vale,
a todo lo que vale,
menos al dinero.
Y aunque sé que sin ello,
sin ello nada vale,
yo prefiero virtudes
y lumbre de luceros
sabiendo de antemano
que el mundo es del dinero. Admiro
la idea de los pintores,
admiro las manos del cirujano.
Admiro la vida de los pastores,
admiro las leyes del soberano. Estribillo.
Sabiendo
de antemano
que el mundo es del dinero.
Sabiendo de antemano
que el mundo es del dinero.
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